Claro que un poco de estrés no es malo. Es incluso necesario y conveniente. Y todos podemos tolerar cierta situación de estrés a corto plazo
Pero cuando nos sentimos amenazados o en peligro, y creemos, (si creemos, que a veces nos pasamos de listos) que esa situación amenazante o peligrosa va a poder con nosotros, ¿qué es lo que nos ocurre?
1. Se activa nuestro sistema nervioso de lucha o huída
2.El corazón se nos dispara y parece que se nos va a salir del pecho
3.Aumenta nuestra frecuencia respiratoria (aunque a veces no somos conscientes de esa forma de respirar angustiosa?
4. Se nos quita de golpe el hambre
¿Y por qué? Ya sabes, es la hora de correr, de pelear, de esconderse, de huir…
Sí, estamos perfectamente preparados para soportar un cierto de nivel de
estrés durante un tiempo
¿Pero qué pasa si ese estrés lo soportamos durante un tiempo demasiado largo? No te lo vas a creer, pero ese sentimiento de estrés durante un tiempo inconta-ble nos va a volver adictos a ese propio estrés, a la química del estrés
O sea, que estamos estresados porque nos hemos vuelto adictos al propio estrés Lo aguantamos, lo soportamos sin problema
Esta adicción al estrés, ¿qué nos va a provocar? Algo curioso, Vamos a comen-zar a usar esos problemas y las condiciones de nuestra vida para reafirmar nuestra adicción a esa emoción
Como auténticos adictos, necesitamos esas circunstancias adversas, proble-mas, malas relaciones para seguir con esa descarga de adrenalina Y si no encontramos esas circunstancias adversas, pues ya nos encargaremos nosotros de provocarlas o de buscarlas Todo por ser esclavos de nuestra adicción.
La consecuencia de esto es que nos volvemos totalmente adictos a esa vida que no nos gusta. A esa mierda de vida que no soportamos, pero a la que somos adictos.
Ah, no sólo nos volvemos adictos a esas situaciones indeseables, sino que también nos volvemos adictos a nuestros pensamientos estresantes y negativos Habrás oído unas cien mil veces que tenemos treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta mil o más pensamientos diarios, y que más de la mitad, son los mismos que el día anterior, y que la gran mayoría son negativos
Para pensarlo. Bueno no, que ya sería un pensamiento negativo más
Las personas vivimos preparándonos constantemente para lo peor cuando vivimos de forma continua en un estado estresante.
Si ese estado dura mucho tiempo, esa estado se convierte en un estado de ánimo Si este estado de ánimo sigue durando más tiempo, se convierte en un temperamento, y si ese temperamento se prolonga en el tiempo, se convierte en un rasgo de la personalidad.
(Artículo incluido en mi ebook ‘Una vuelta sin estrés’)