Tu corazonada en la respuesta A, cuando la buena era la B...
En muchas ocasiones, la primera intuición no es la que vale...
¿Piensas que tu primera impresión es siempre correcta o más confiable que cualquier otra idea posterior?
Esas primeras impresiones a menudo se forman rápidamente, sin hacer un examen exhaustivo de la información que tenemos disponible. Reultado: conclusiones erróneas…
No caigas en la falacia de la intuición…
¿Te atreves a hacer un pequeño examen tipo test?
Es fácil. Si quieres, puede modificar tus respuestas las veces que desees…
Empezamos…
Vale. Ya has terminado, y como te queda algo de tiempo, comienzas a repasar tus respuestas.
En una pregunta, has elegido la opción A, pero tras reflexionar un momento, encuentras un buen argumento para elegir la opción B. ¿La cambias?
Empresas que se dedican a preparar este tipo de exámenes, advierten que muchos estudiantes que cambian sus respuestas eligen luego la opción errónea..
Pero estudios psicológicos posteriores han demostrado que en todos los casos, la mayoría de los cambios que se hicieron en las respuestas sirvieron para corregir errores y elegir la opción acertada.
La primera intuición…no es la que vale
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Esa puntuación final mejora no por el hecho de cambiar la respuesta en sí, sino por pensar si hay que modificarla.
Y claro, dudamos cuando estamos reconsiderando una respuesta, pero también dudamos por la posibilidad de reconsiderarla.
Esa pereza cognitiva, por la que preferimos quedarnos en nuestros viejos puntos de vista, antes que esforzarnos por encontrar otros nuevos.
El peligro de la primera intuición…
Nuestra tendencia a confiar en exceso en nuestra primeras impresiones y reacciones instintivas nos conducirá a menudo a decidir de manera apresurada y poco fundamentada. Consecuencias desastrosas para nuestro negocio…
Esa confianza ciega en nuestra primera impresión nos hará decidir sin evaluar todas las opciones disponibles…: inversiones erróneas, elección de socios inadecuados o de estrategias poco efectivas.
Si nos aferramos en exceso a nuestra intuición inicial, nos resistiremos a cambiar de rumbo incluso cuando las circunstancias y los datos nos sugieran lo contrario…Obstaculizaremos así nuestra adaptación al contexto empresarial en constante evolución
¿No te ha pasado alguna vez que conociste a alguien que descartó una idea innovadora de negocio tan sólo porque no encajaba con sus creencias iniciales sobre lo que funcionaría o no? A lo mejor perdió una oportunidad valiosa…
O esa corazonada que tuviste, sin hacer un análisis exhaustivo ni una reconsideración de tu idea a la hora de decidir lanzar un nuevo producto o servicio mercado. Tal vez, si lo hubieras pensado otra vez, habrías mitigado ese error…
O tal vez, decidiste invertir en una nueva empresa que supuestamente tenía mucho potencia de crecimiento. O al menos, era lo que creíste en ese momento…
Una empresa con nombre atractivo, encanto a raudales del fundador…Así que confiando en tu intuición inicial, te lanzaste a invertir una buena suma de dinero sin analizar en detalle los estados financieros de la empresa, su mercado objetivo, la viabilidad de su producto o servicio…
Y después de un tiempo, te diste cuenta de que esa ‘brillante’ empresa carecía de un modelo de negocio sólido y estaba luchando por sobrevivir…
Tu intuición inicial te llevó por el camino equivocado…y por hacerle caso, tu inversión continúa en riesgo…
No minusvalores tu intuición, pero tampoco la eleves a los altares…
Para evitar caer lo máximo posible en esta ‘falacia de la primera intuición’, lo principal es cultivar la habilidad para cuestionar nuestras suposiciones iniciales, y buscar una evidencia que las respalde o las refute.
Y antes de tomar una decisión, asegurarte de recopilar la información más relevante y pararse a analizarla de forma detenida.
Estar abierto al cambio, manteniendo una mentalidad abierta y flexible, sin temer demasiado a modificar tus decisiones a medida que vaya surgiendo nueva información.
Ten muy en cuenta que la intuición no siempre es fiable…
¿Piensas que tu primera impresión es siempre correcta o más confiable que cualquier otra idea posterior?
Esas primeras impresiones a menudo se forman rápidamente, sin hacer un examen exhaustivo de la información que tenemos disponible. Reultado: conclusiones erróneas…
No caigas en la falacia de la intuición…
¿Te atreves a hacer un pequeño examen tipo test?
Es fácil. Si quieres, puede modificar tus respuestas las veces que desees…
Empezamos…
Vale. Ya has terminado, y como te queda algo de tiempo, comienzas a repasar tus respuestas.
En una pregunta, has elegido la opción A, pero tras reflexionar un momento, encuentras un buen argumento para elegir la opción B. ¿La cambias?
Empresas que se dedican a preparar este tipo de exámenes, advierten que muchos estudiantes que cambian sus respuestas eligen luego la opción errónea..
Pero estudios psicológicos posteriores han demostrado que en todos los casos, la mayoría de los cambios que se hicieron en las respuestas sirvieron para corregir errores y elegir la opción acertada.
La primera intuición…no es la que vale
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