Eres un fraude y no te mereces nada
Por si crees que sufres el 'síndrome del impostor'...
¿Crees que no estás a la altura de las circunstancias? ¿Sientes que no te mereces lo que has conseguido con tu trabajo? ¿ Sufres un persistente miedo a ser descubierto con un fraude? ¿No eres capaz de interiorizar tus logros? ¿crees que estás engañando a otras personas al desempeñar una tarea exigente? ¿Temes no saber lo suficiente para resolver un asunto, aunque en el fondo, sí que sabes?
Tal vez, padezcas este habitual ‘síndrome del impostor’. Síndrome que se circunscribe especialmente al ámbito profesional
A finales de los años 70 las psicólogas Clance e Inmes hicieron un estudio donde analizaron una muestra de 150 mujeres altamente exitosas, con estudios superiores, con éxito en sus profesiones, además de respetadas en sus organizaciones y por sus colegas.
Los resultados de estudio fueron concluyentes: la gran mayoría de esta muestra de mujeres no experimentaba un sentimiento interno de éxito, y además, se consideraban como impostoras.
Creían que el éxito que habían conseguido era resultado de la suerte. Y además, el estudio afirmaba que estas ‘impostoras’ tenían un alto nivel de autoexigencia,y autocrítica, eran muy perfeccionistas, y un alto miedo al fracaso.
Cuando el fracaso pesa más que el éxito…
Las personas solemos percibir más las cosas malas que las buenas. Le damos más importancia a los aspectos negativos de una situación, evento, o de una persona que a los positivos o neutrales.
Un fracaso tiene más peso que el éxito.
Cuando te equivocas, esa tristeza o frustración es más ‘pesada’ que la alegría cuando logras algo en lo que llevabas tiempo trabajando.
Esta negatividad tiene una explicación evolutiva. El neurocientífico Hanson afirma que es consecuencia de la evolución, debido a que nuestros antepasados aprendieron a tomar decisiones inteligentes en función del riesgo que implicaba llevarlas a cabo.
Los humanos que recordaban mejor acontecimientos negativos y los evitaban tenían una esperanza de vida mayor que aquellos que asumían más riesgos. ¡Toma ya!.
Este patrón de conducta es el que sobrevivió, siendo común en la especie humana. Y es que nuestro cerebro se fue moldeando así para darle más importancia a los aspectos negativos, prestarles más atención y tener en cuenta las situaciones peligrosas para la integridad física, emocional y psicológica.
Y es que biológicamente, la respuesta de nuestra cerebro a estímulos sensoriales, cognitivos y motores negativos provoca una activación mayor en la corteza cerebral mucho más que los positivos.
¿No te ha pasado o te pasa centrarme más en lo negativo
que te rodea a la hora de tomar una decisión¿ ¿ No te motiva más
una tarea que evite una experiencia negativa que una tarea que
tenga un premio positivo? Y es que al final, es una forma por la que
nuestro cerebro intenta mantenernos seguros y protegidos. La
misión más importante de nuestro cerebro es asegurarnos nuestra
supervivencia.
El impostor en nuestro negocio…
Al pensar que tener éxito o no depende de tus logros. Tienes una idea exigente del éxito: “O hago las cosas perfectas, o no las hago”. ¿Te suena?
Y claro, cuando tengo éxito, los demás comentan que ha sido por suerte. Tu autoestima se lastima, ¿no?
O bien, te dicen que ese éxito es tu obligación. Lo que hace que te exijas más a ti mismo, intentando demostrar aún más tu excelencia.
Todo esto hace que te metas en un bucle de autoexigencia, miedo al fracaso, que va conformado tu idea de que eres un fraude y que no te mereces lo que consigues…
La famosa ‘procrastinación’ va muy unida a él. Retrasas actividades o situaciones importantes, y en su lugar haces algo más irrelevante o agradable.
Y sientes ese miedo a fracasar si lo intentas o ese miedo también a tener éxito.
Así que no tengas miedo de…