El hombre de la bata blanca al que hacíamos caso sin rechistar
La férrea autoridad se suele imponer a nuestros imperativos morales
“Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos”.
Platón
Vamos a hacer un experimento.
Sí, ya se hizo en los años 60.
Tú y tus amigos os habéis apuntado para participar.
Es para un estudio sobre el aprendizaje y la memoria
Empezamos.
A ti y a tus amigos se os asigna la categoría de ‘maestros’ en el experimento.
El director del estudio os presenta a una persona que sería el ‘alumno’. (No le conocéis, y en realidad es un actor, algo que tampoco sabéis)
Empezáis a hacer preguntas al alumno.
Eso sí, cada vez que éste se equivoca, vosotros, los maestros, tenéis que darle una descarga eléctrica.
Descarga que aumenta de intensidad con cada error del alumno (que suele fallar a propósito, claro)
A medida que continúa el experimento, el director del estudio, vestido con una bata blanca para representar autoridad y que está viéndolo todo, os anima a todos los maestros a continuar con las descargas, incluso cuando el alumno grita de dolor (no era verdad que le dolía, recuerda que era un actor y estaba fingiendo).
Fin del experimento.
El alumno, estupendo actor, por cierto, da la sensación de haberlo pasado realmente mal.
Hacemos lo que nos ordena una figura de autoridad…
Los resultados del estudio fueron sorprendentes.
La mayoría de tú y tus amigos (casi un 65%) obedecisteis las órdenes del investigador, y le disteis descargas eléctricas cada vez más altas al alumno cuando se equivocaba (intencionadamente, claro), a pesar de que creíais que le estabais causando un gran dolor.
Muchos de vosotros mostrábais signos de estrés y de intensa angustia, pero
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