El Faro.
Un buque de carga de 791 pies. Casi 250 metros de largo.
Cargado con varios cientos de contenedores y automóviles
En septiembre de 2015, El Faro salió de Jacksonville, Florida, con destino a San Juan de Puerto Rico.
Un viaje no demasiado largo, unas 1200 millas, y 5 días de duración en cada sentido.
El capitán del buque, Michael Davidson tenía bastante experiencia, y era uno de los muchos que trabajaban para la compañía Tote Maritime, propietaria de El Faro y de otra media docena de buques de carga.
Este era otro viaje rutinario más.
Pero al final, terminó no siéndolo.
Dos días después, el enorme buque se hundió a casi 15000 pies bajo el agua, con 33 tripulantes.
Cuando El Faro partíó de Jacksonville, el capitán Davidson tenía pendiente una solicitud de ascenso en la compañía Tote Maritime.
Y esta es la pregunta clave: ¿cómo un pedazo de buque navegó directamente hacia el ojo de un gran huracán, que por cierto, se llamaba ‘Joaquín’ ,con vientos de 150 mph y olas de hasta 50 pies?
Según la ‘caja negra del barco’, el capitán no dio demasiada importancia a esa enorme tormenta que se encontraba en su camino.
La ceguera…
¿Cuál es uno de los motivos por los que el capitán ignoró la evidencia de
que su buque y su tripulación se dirigían hacia la catástrofe?
Digamos que el capitán Davidson estaba ‘cegado por las ventajas’.
El bueno del capitán deseaba ese ascenso y un cambio de rumbo en su itinerario debido a la terrible tormenta, solamente retrasaría la entrega y añadiría más costos al viaje.
Y claro. Eso no es bueno cuando uno quiere avanzar en su carrera profesional.
Es fácil de entender: cuando nos concentramos demasiado en lograr un objetivo, perdemos de vista los riesgos y dejamos de considerar las desventajas de nuestra decisiones. O sea, nos cegamos por las posibles ventajas.
Pero no fue sólo el capitán. La compañía también pudo ver la ubicación del buque. Y que se dirigía inevitablemente a la tormenta
Y no dijo nada.
Como el capitán, también estaba interesada en cumplir con esa entrega a tiempo.
Parece que todo el mundo estaba obsesionado con ‘el beneficio’ de hacer la entrega en el tiempo acordado, y dentro del presupuesto.
Que el ansia no te ciegue…
Cuando uno se enfoca en el éxito sí o si, es fácil que pierda de vista el panorama completo.
Ese emprendedor que lanza su app sin pruebas de seguridad, buscando impresionar a los futuros inversores de su proyecto, exponiendo a la vez a los usuarios a riesgos de privacidad.
O imagina que eres un vendedor, que obsesionado por cumplir cuotas de ventas, vendes productos que muchos de tus clientes no necesitan en ese momento. La confianza del cliente se resentirá…
Así que no dejes que tu ambición te ciegue.
En ocasiones, ansiamos tanto alcanzar el éxito que ignoramos los peligros reales y evidentes del camino.
Es como si lleváramos una ‘gafas especiales’ que solo nos dejan ver nuestro objetivo.
Pero es fundamental mirar siempre a tu alrededor y evaluar los riesgos.
Y sobre todo, no sacrifiques el futuro por ganancias rápidas.
Vale, es tentador tomar atajos para obtener beneficios rápidos o cumplir plazos.
Pero estas decisiones pueden tener consecuencias a largo plazo.
A veces, dar un paso atrás o invertir más tiempo ahora puede evitar problemas mayores después.
La tragedia del buque `El Faro’ nos recuerda que esa visión de túnel en la búsqueda de nuestros objetivos nos puede conducir a decisiones que comprometan nuestra ética, nuestra integridad y la reputación de nuestro negocio.