'Caleidoscopio'- Magazine#23
Edición Premium del finde. Tal vez, nos parezcamos demasiado a los polluelos de los gansos. Y seguimos enseguida a todo lo que se mueve... Llegó el momento de dejar de ser un ganso...
“El hombre crea a sus dioses a su imagen y semejanza”
Konrad Lorenz. Etólogo y zoólogo austríaco
No seas ganso…
Un pequeño ganso está a punto de romper el huevo.
Según varios estudios, el ‘bebé ganso’ está programado, a través de su programa genético, para ‘querer’ y seguir a la primera criatura que es amable con él.
Sí, casi siempre es la ‘mamá ganso’.
Pero a lo mejor no está en ese momento.
Y por un casual estás tú. Si el ‘gansito’ eclosiona el huevo, y te ve allí, te ‘amará’ y te seguirá, y te convertirás en una especie de ‘madre sustituta’ para él.
A lo mejor, nos parecemos demasiado a los polluelos de ganso.
Muchas ideas, creencias, valores, patrones de pensamiento…, que tenemos interiorizados y que nos acompañan desde tiempo atrás, influyen en nuestra forma de pensar, sentir, actuar,…
Aunque no sean completamente ciertas o racionales
Desde pequeño, te vienen diciendo que “las matemáticas son difíciles, y que no estás hecho para ellas’. Es probable que esta idea internalizada te lleve a evitarlas en el colegio o en tu vida profesional, incluso si tienes la capacidad para comprenderlas…
No seas ganso
El ganso sigue ciegamente a la primera figura amable que encuentra.
Sin cuestionarse su origen.
Puede ser que estés atrapado en patrones de pensamiento rígidos (y no lo sepas), y te resistas a cambiar.
Te aferras a ideas, enfoques, prácticas que aprendiste en tus inicios.
Y ahora eres incapaz de adaptarte a nuevas ideas y estrategias, aunque sean necesarias para tu crecimiento y tu innovación.
Cuando estamos demasiado influencias por una única fuente o una experiencia temprana, podemos perder la oportunidad de buscar perspectivas diferencias y nuevas experiencias que puedan mejorar nuestras decisiones..
Nos estacamos. Nuestras experiencias nos limitan y nos impiden ver más allá
Además de resistirnos con tenacidad a la retroalimentación y a la crítica constructiva.
Si hemos estado condicionados siguiendo de forma ciega ciertas ideas o prácticas, es probable que nos resulte difícil aceptar que tal vez exista un enfoque diferente al nuestro.
Esta resistencia va a obstaculizar nuestro crecimiento personal y profesional.
Por eso, si no quieres parecerte a los simpáticos gansos, no tengas reparo en cuestionar tus creencias, enfréntate a nuevos retos, y aunque resulte ya muy manido, no temas demasiado al fracaso y a los errores.
No sigas a lo primero que veas que se mueve…
Lo último de esta semana
Ya que estamos con los gansos…
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Gabriel Martínez. Caleidoscopio. Atrévete a mirar…Y verás