'Caleidoscopio'- FreeMagazine#35

Si no te duermes, vendrá El Coco. Y aunque te duermas, igual. Nunca se ha ido de tu habitación. No puedes verlo, pero está ahí. Atrévete a encender la luz de tu mesa de noche. Y no sólo para leer...

Gabriel Martínez

nov 12, 2024

“Hay una sola manera de matar los monstruos: aceptarlos"

Julio Cortázar. Escritor argentino

Los monstruos son peligrosos

EL COCO…

Ese misterioso monstruo que iba a venir si no nos dormíamos cuando éramos pequeños.

Pero nunca venía.

Aunque amenazaba con presentarse en cualquier momento en nuestra habitación.

El Coco.

Ese monstruo que representa al miedo a lo desconocido, a la incertidumbre…

Nos paraliza.

El Coco.

Como la incertidumbre, no tiene forma definida.

Y claro, eso es lo que le hace aún más aterrador.

Porque no podemos combatir lo que no podemos comprender completamente.

Peo El Coco no es invencible.

Como con cualquier monstruo, la clave está en enfrentarse a él.

Atrevernos a ‘encender la luz y mirar a ese monstruo de frente’. para…

…descubrir que, casi siempre, la realidad no es tan temible como la imaginábamos.

Comprende que la incertidumbre es algo inherente a nuestra vida.

Y más que evitarla, como a cualquier monstruo, sería más conveniente aprender a convivir con ella.

Enciende la luz

EL TIP DE LA SEMANA

La ley del mínimo esfuerzo.

Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación.
Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia.
Eso sí. Iba a echar de menos su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.
El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más.
El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se que no estaba poniendo el corazón en lo que hacia. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente.
Sí Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.
Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le dio las llaves de la puerta principal.
“Esta es tu casa, querido amigo —dijo-. Es un regalo para ti”.
Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!
MORALEJA: A veces construimos nuestras vidas de manera distraída, sin poner lo mejor de nosotros. La rutina nos envuelve y pasamos “por encima” de las cosas día a día.
Muchas veces, hacemos el esfuerzo mínimo o no prestamos la atención necesaria. Y entonces, de repente un día, vemos la situación que hemos creado y descubrimos que las cosas andan torcidas, como la casa imperfecta.
Sí lo hubiéramos notado antes, es probable que lo hubiéramos hecho de otra forma.

Atrévete a mirar por el Caieldoscopio