Lo mismo ya tienes a tu socio ideal.
Sí, es probable que se parezca a ti.
Estupendo. Eso está genial.
Que tengáis muchas cosas en común.
Pero parece que, según apuntan varias teorías, esto no es lo mejor para el futuro de una empresa.
Más bien, es la receta ideal para un negocio mediocre.
O peor aún, el camino directo al desastre.
Así que si quieres construir algo que sea leyenda, que trascienda, ya mismo tienes que dejar de buscar a tu alma gemela…
…y buscar a tu polo opuesto.
Liverpool, 1957
Verano.
En un jardín de Liverpool, un adolescente cínico, rebelde, conocido como John Lennon, se cruzó con un chaval diplomático, encantador y con un talento musical increíble.
Paul McCartney. Ahí es nada.
Este choque de trenes provocó el nacimiento de uno de los grupos más legendarios de la historia de la música.
Y no sólo eso. También el más rentable
El mito del socio-clon…
Sí, parece que nos han vendido la mentira de que la armonía total es la clave del éxito.
Cuando la armonía total es bastante aburrida, no motiva a la innovación y nos lleva a la autocomplacencia.
El bueno de John y el bueno de Paul se pasaron la vida en una auténtica batalla.
Egos, diferentes divisiones, distintos estilos.
Y sí, justo en ese punto de ‘guerra creativa’ surgieron auténticas joyas de la música.
John era más cerebral, más rockero, digámoslo así.
Paul, más armónico, más técnico.
Dos genios que se retaban de manera contínua.
El conflicto como motor
En tu empresa o en tu negocio, hace falta esa tensión.
Y no, no me estoy refiriendo a gritos ni a ataques personales.
Más bien, a un choque saludable de ideas entre el soñador y el ejecutor.
Si tu socio o tu equipo te dicen que sí a todo, tal vez tengas un problema…
O te están mintiendo o no están pensando.
John y Paul no se limitaban, se completaban. Y justo ahí, en esa tensión... es donde estaba el dinero.
Tu socio
Estupendo.
Ya tienes a tu socio.
Y no. No necesitas a otro como tú. Necesitas a un especialista en tus debilidades.
Que te busque las cosquillas. Que te cuestione sin atacarte.
Y podéis discutir como en un duelo a muerte, pero el porqué, la misión de ambos, tiene que ser la misma, o muy parecida.
Tanto Lennon como McCartney querían ser los más grandes. Y punto.
Lo demás era ruido.
Final…
Como ya sabes, esta historia terminó.
Y no demasiado bien, por cierto.
La tensión entre los dos se hizo insoportable y la banda rompió.
Para tenerlo en cuenta también; incluso las alianzas más poderosas tienen un ciclo de vida.
Y un momento para decir ‘Let it be’.
Reconocer que ha llegado el momento de soltar, es una de las decisiones más difíciles.