A las trincheras...
Sitios insalubres de los que, por cierto, te cuesta mucho salir
¿Atrincherado?
No sales de las trincheras…
Ni te sacan de ahí.
Atrincherado. O sea, aferrado con uñas y dientes a tu posición, a tus creencias.
Eso sí, a menudo en detrimento de tu bienestar y del de quienes te rodean.
Te resistes a los cambios.
Y aunque reconoces que ese ‘atrincheramiento’ te causas problemas, pasas de actuar. No estás motivado para hacerlo.
Tu flexibilidad mental y emocional se resiente, y se apalanca en dinámicas destructivas
Sigues haciendo las cosas según tus métodos, aunque haya alternativas más efectivas y agradables.
Vamos, que estás tan atascado mentalmente que no puedes cambiar tu punto de vista, tu enfoque.
Escribes un mail muy largo en tu móvil.
Sí, seguro que es más fácil y más rápido hacerlo en tu portátil, pero oye, te resistes a hacerlo y sigues dándole a la pantalla de tu teléfono.
Lo mismo te hacen sugerencias para mejorar un proceso interno en tu trabajo
Pero las ignoras. Te atrincheras en tu forma de pensar.
Tu falta de apertura podría generar un ambiente laboral incómodo, aparte de mermar la moral de tu equipo
Tal vez, te niegas a diversificar tus productos o servicios, a pesar de que el mercado está marcando otras tendencias diferentes.
Te quedas atrapado en esa mentalidad de ‘siempre se ha hecho así’…Atascado que no veas…
¿Por qué te vas a ‘las trincheras’?
Por hábito, por rutina…
Persistimos en las mismas soluciones que venimos usando desde el pasado.
Sólo por que nos resultan familiares.
Si, bueno, y por miedo al cambio.
Si intentamos hacer las cosas de otra forma, nos genera incertidumbre y ansiedad.
Por eso, preferimos lo conocido, aunque sea menos eficiente.
Nos cuesta cambiar.
Ese esfuerzo por cambiar de método lo percibimos como un coste mayor que el beneficio de usar una mejor alternativa.
Ains.
Y erre que erre
Ya que hemos invertido tiempo, dedicación y energía en una tarea, nos hacemos reacios a abandonarla, aunque no nos esté dando los resultados que esperábamos.
Lo que ocurre en la trincheras…
Ese apego a métodos ineficaces, nos hace perder tiempo y recursos que podríamos dedicar a otras tareas más productivas.
Además de producirnos una gran insatisfacción. Persistir en tediosas tareas es frustrante, no?
Si no sales de las trincheras, te quedas ahí escondido, refugiado, y no podrás explorar nuevas ideas o nuevas soluciones.
Resultado: adiós creatividad e innovación.
Es hora de salir de ese lugar polvoriento…
Salir del atrincheramiento requiere un cambio en tu perspectiva…
…además de romper con esos patrones de pensamiento y de comportamiento que te mantienen ‘atascado’ .
Y es que ese ‘atrincheramiento’ está basado en suposiciones inconscientes sobre la mejor manera de hacer las cosas.
Tendrás que preguntarte ‘¿por qué hago esto de esta forma?, y si ‘hay además otra manera más efectiva de conseguir lo que me propuesto’…
Básicamente, ser valiente, desafiar tus suposiciones, abrir tu mente a nuevas posibilidades y soluciones.
Lo fundamental es salir de esa ‘zona de confort atrincherada’ y probar nuevas estrategias.
Sin miedo a experimentar y a cometer errores.
Salir de las trincheras es un proceso que requiere de tiempo y esfuerzo. Tendrás que ser paciente.
Pero tranquilo.
Cuando salgas, no necesitarás ninguna bandera blanca.
Y no te preocupes.
Que no te van a disparar.